
Grabado en cobre de El canto del cisne de Ossian, por Johan Frederik Clemens - Copenhague, 1787
La historia, la literatura y el arte se convirtieron en importantes instrumentos políticos para la construcción de identidades nacionales en la Europa de los siglos XVIII y XIX. La necesidad de «llenar los vacíos» dio lugar a numerosas falsificaciones. Cada «descubrimiento» se remontaba lo más lejos posible en la historia de una nación y proclamaba su superioridad cultural. Muchas de las historias eran narradas por un «Homero» nacional y aseguraban que una nación concreta era la cuna de la civilización indoeuropea. Incluso después de desvelarse su falsedad, estas historias siguieron teniendo una influencia considerable.