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Política estadounidense, Joe Biden e historia europea

Tras la investidura de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, y más de un lustro después de su visita al Parlamento Europeo, hemos preguntado al equipo de la Casa de la Historia Europea en qué medida ambos eventos han dejado huella en la historia europea...

¿Cómo se exploran en la exposición permanente de la Casa de la Historia Europea los estrechos lazos transatlánticos que el futuro presidente describió en su discurso al Parlamento Europeo en 2010? 

Cuando pronunció su histórico discurso ante el Parlamento Europeo en 2010, el vicepresidente Joseph R. Biden comenzó su intervención con una cita de W.B. Yeats, poeta irlandés galardonado con el premio Nobel, en concreto de su poema Pascua de 1916. Estos versos que declaman: «Todo cambió, cambió por completo: una terrible belleza ha nacido» fueron escritos tras el alzamiento por la independencia en Dublín ese año, y describen cómo un acontecimiento histórico decisivo puede cambiar irrevocablemente el paisaje político en lo que parece un abrir y cerrar de ojos.

Cuando pronunció su discurso parlamentario en 2010, en el mundo aún se sentían las réplicas de la Gran Recesión, y habían pasado menos de diez años desde los atentados del 11S, pero Joe Biden entendió que las relaciones entre los Estados Unidos y Europa seguían en pie en un momento de cambios. Por lo tanto, es interesante que el vicepresidente construyera su discurso en torno a la historia, describiendo cómo un patrimonio común y un sistema compartido de valores han modelado la relación entre Europa y los Estados Unidos de América en tales momentos de transición y agitación. Biden puso fin a su discurso con la firme afirmación, recibida calurosamente por su público, de que, en la misma medida en que Europa necesita unos Estados Unidos comprometidos en la escena internacional, los Estados Unidos necesitan una Europa fuerte y unida.

En la Casa de la Historia Europea, exploramos esta decisiva interacción entre Estados Unidos y Europa a lo largo de la historia a través de objetos, imágenes y obras multimedia. Uno de los ejemplos más antiguos que nuestra exposición permanente analiza es el impacto que tuvo la Revolución Americana de 1776 —influenciada a su vez por escritores y pensadores europeos de la Ilustración— en las revoluciones europeas, en particular en la Revolución Francesa de 1789.  También estudia la migración masiva de europeos a América del Norte en el siglo XIX, cuyos efectos perduraron a ambos lados del Atlántico, un legado al que Biden hizo referencia en su discurso de 2010. En cuanto al siglo XX, la exposición explora las diferentes maneras en que la intervención estadounidense afectó a una Europa devastada por la guerra. Ilustra la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial en 1917 y cómo influyó en la configuración del ordenamiento internacional tras el conflicto a través de los Tratados de París. La exposición también trata la decisiva intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y su papel en la reconstrucción de Europa y el posterior proceso de integración europea.

Sin embargo, como han demostrado los acontecimientos de 2020, especialmente en los Estados Unidos, nuestra visión del pasado está cambiando a una velocidad vertiginosa para hacer frente a episodios problemáticos de nuestra historia común, sobre los que hasta ahora se ha corrido un tupido velo. La historia nunca está acabada. Por ejemplo, el tráfico de esclavos transatlántico de los siglos XVII al XIX constituye un punto traumático y vergonzoso de interacción entre Europa, África y los futuros Estados Unidos de América. Pese a ello, es necesario que los museos e historiadores aborden esta cuestión.

En la Casa de la Historia Europea, el papel fundamental que la esclavitud desempeñó como parte de la historia europea, así como su relevancia en la actualidad, se muestran en la primera parte de la exposición permanente dedicada a los fundamentos del patrimonio europeo. Por lo tanto, en todas sus facetas, tanto positivas como negativas, la dinámica relación entre los Estados Unidos de América y Europa es un elemento clave de la historia europea. No cabe duda de que, aunque cambie y evolucione con el paso del tiempo, seguirá siendo esencial en la Casa de la Historia Europea.

El presidente Joe Biden, por entonces vicepresidente de los Estados Unidos, visitó el Parlamento Europeo en febrero de 2015. ¿Es habitual que altos cargos como Biden visiten las instituciones de la Unión Europea? ¿Por qué vienen y cuáles son las principales cuestiones de cooperación en las que se centran?

Las relaciones entre Estados Unidos y Europa se remontan a la Segunda Guerra Mundial por razones históricas obvias, pero, tras el desenlace de este conflicto, las relaciones transatlánticas se afianzaron en un marco que engloba una gran variedad de ámbitos, como el diplomático, el cultural, el económico, el militar, el social, el legislativo y muchos más. Con la creación de las Comunidades Europeas, y con el tiempo el creciente protagonismo de la Unión en los ámbitos relacionados con la política estadounidense y mundial, las instituciones europeas asumieron un papel central como interlocutoras con los Estados Unidos.

Desde 1995, se han celebrado veintinueve cumbres UE-EE. UU., en las que ambas partes han debatido, intercambiado opiniones y celebrado acuerdos sobre numerosas cuestiones (aranceles, legislación en materia de privacidad, reciprocidad de visados, tratados internacionales como el acuerdo nuclear con Irán, etc.). En el marco de esta estrecha relación, las visitas de altos cargos estadounidenses se hacen muy frecuentes, como la del vicepresidente Biden en 2015 o el vicepresidente Pence en 2017, pero también de muchos otros, como secretarios de Estado y delegaciones del Senado y del Congreso de los Estados Unidos.

Como parte de la serie de conferencias públicas de la Casa de la Historia Europea, el profesor Timothy Snyder fue invitado recientemente a pronunciar un discurso titulado «Qué enseñanzas para el futuro podemos sacar de catástrofes pasadas».  ¿Qué pueden contarnos sobre la historia común de Estados Unidos y Europa las interacciones y colaboraciones con historiadores estadounidenses contemporáneos y su trabajo? ¿Qué nuevas perspectivas pueden aportarnos?

La visión del profesor Snyder es interesante en el sentido de que, en su conferencia en línea para la Casa de la Historia Europea y en otras ocasiones, como en el discurso que pronunció el Día de Europa de 2019 en Viena, personifica el papel del historiador estadounidense que examina la historia europea como alguien ajeno al sistema. Como tal, la perspectiva que tanto él como otros académicos estadounidenses nos aportan es una crítica objetiva y constructiva de los planteamientos europeos para comprender y recordar el pasado. El mensaje de Snyder a Europa es claro, a la vez un elogio y una advertencia. «Vosotros sois algo más que vuestros mitos», declaró en 2019.

Si bien los valores de apertura, democracia y compromiso internacional como medio para resolver nuestras diferencias hacen de Europa una fortaleza de esperanza para el mundo, en opinión de Snyder, esta esperanza solo puede hacerse realidad dando prioridad a una historia objetiva y común por encima de los mitos históricos que, aunque muy prácticos, a menudo crean divisiones. Esta opinión es compartida por su colega de la Universidad de Yale, el profesor Jay Winter, que también dio una conferencia presencial en la Casa de la Historia Europea en noviembre de 2019, en los días previos a la COVID-19. Ambos historiadores estadounidenses, entre muchos otros, ofrecen interpretaciones únicas del pasado de Europa que han influido profundamente en la labor de la Casa de la Historia Europea, no solo tras su inauguración, sino incluso antes, cuando la idea del museo aún estaba en desarrollo. Dado que ambas conferencias se impartieron durante el mandato del presidente estadounidense anterior, sería interesante ver cómo los historiadores estadounidenses y europeos abordarán los futuros cambios políticos de los próximos años. Uno de los pocos puntos positivos de la crisis del coronavirus ha sido la transición hacia eventos en línea, que nos permiten contar no solo con la participación de una amplia variedad de oradores de todo el mundo, sino también con la de un público internacional, tanto de Estados Unidos como de otros países.

¿Cómo colabora la Casa de la Historia Europea con los museos estadounidenses para poner de manifiesto los puntos históricos de conexión entre los Estados Unidos y Europa?

Sin ir más lejos, la Casa de la Historia Europea no existiría sin una conexión transatlántica. El edificio en el que se encuentra actualmente el museo, nuestra «casa», formaba parte originalmente de una red de clínicas dentales públicas de toda Europa fundada por el filántropo y pionero de la fotografía estadounidense George Eastman. En nuestras primeras investigaciones, nos centramos en la historia del edificio y en cómo incorporar nuestras averiguaciones a la exposición permanente. Durante este período, trabajamos en contacto con el museo George Eastman de Nueva York.

Otro de los principales colaboradores estadounidenses de la Casa de la Historia Europea ha sido el Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto en Washington D. C. No solo las consultas y reuniones con el personal directivo del museo han sido sumamente enriquecedoras, sino que nos han permitido exhibir muchas fotografías y objetos de su colección en nuestra exposición permanente desde nuestra inauguración en 2017. Nuestros colegas del Parlamentarium también tuvieron el honor de acoger una exposición temporal de este museo a principios de 2018: «El Estado de la mentira: el poder de la propaganda nazi».

Sin embargo, no todas nuestras esperanzas de cooperación se han hecho realidad. Por ejemplo, teníamos mucha ilusión por trabajar con el Museo Nacional de la Inmigración de la Isla de Ellis, en el puerto de Nueva York, para nuestra exposición permanente, pero las inundaciones del huracán Sandy en 2012 causaron estragos en sus almacenes, impidiendo el acceso y, por tanto, el préstamo de obras a otros países.  Sin lugar a dudas, es un museo que tendremos en cuenta para futuros proyectos, ya que se trata de uno de los lieux de mémoire que mejor representan la relación entre Europa y América del Norte.

Nuestras exposiciones temporales también han explorado la influencia estadounidense en Europa. Por ejemplo, en «Juventud rebelde: crecer en Europa desde 1945 hasta la actualidad», que tuvo lugar durante 2019/20, ilustramos la importancia de la cultura estadounidense, en particular de la cultura juvenil, en la vida de los jóvenes europeos tras la Segunda Guerra Mundial, y cómo se convirtió en una especie de cultura de referencia que encarnaba los ideales de la libertad personal, capaz de trascender las diferencias políticas en el continente. De hecho, el título de la propia exposición, «Juventud rebelde», procede de un informe elaborado por la CIA para el presidente Lyndon Johnson sobre la oleada de protestas juveniles internacionales que sacudieron al mundo en 1968.

Por otro lado, nuestra exposición permanente también recoge la labor de varios presidentes estadounidenses, sobre todo por su papel en la configuración del nuevo orden internacional tras tragedias y conflictos históricos decisivos. Los más destacados son Woodrow Wilson, elegido presidente tras la Primera Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt, tras la Segunda Guerra Mundial, y George H.W. Bush, tras la caída del Muro de Berlín y del comunismo. En la exposición también aparece el vicepresidente Richard Nixon durante el famoso «debate de cocina» de 1959, cara a cara con el primer ministro de la URSS Nikita Kruschev en Moscú para defender los valores del capitalismo estadounidense ante una audiencia televisiva internacional.

Habida cuenta de la magnitud de los retos mundiales a finales de 2020, entre ellos el cambio climático, el auge de las divisiones y los extremismos políticos y las consecuencias de la pandemia mundial, parece que las relaciones entre Europa y los Estados Unidos se encuentran de nuevo en una encrucijada, como la que Joe Biden se encontró en 2010. No cabe duda, por tanto, de que en veinte años los museos estudiarán y explicarán las acciones y decisiones de los presidentes actuales y futuros de los Estados Unidos a través de sus exposiciones permanentes y temporales. Esperamos que, por el bien de todos, la historia juzgue estas acciones con benevolencia.

Fotografía: © Unión Europea 2012 - PE